La aproximación hacia la frontera sur de México tiende a ser diversa; los afectados y los beneficiados, los que se marchan y los que se quedan, los despreciados y los bienvenidos, todos crean un tapiz migratorio. Un tapiz en ocasiones teñido por sudor, lágrimas, sangre; por una esperanza de vida. Mientras las desigualdades humanas continúen siendo blanco de agendas políticas y electorales, y la ignorancia voluntaria o involuntaria encuentre cabida en el sector privilegiado, los movimientos migratorios continuarán siendo masivos. La edificación de muros no amedrentará a los migrantes y estos continuarán arriesgando lo único que les queda, la dignidad y la vida.