El detective Sergio Gomes, solitario, desencantado y cínico, tendrá que sobrevivir en una ciudad en la que nada es lo que parece y en la que los secretos son la única moneda de cambio. Gomes no es ni Marlowe ni Carvalho, pero cuenta con el desapego del primero y la acidez social del segundo; divorciado, bebedor impenitente de vodka, se ha convertido en detective casi por accidente y tiene un código ético muy particular.